Tras el éxito de las primeras PINCELADAS FLAMENCAS, la organización comienza a prepara la segunda edición para ese mismo año, pero esta vez en verano y al aire libre, bajo las estrellas.
El marco idóneo es el Patio de la Torre del Virrey que se remodela para convertirlo en café cantante al estilo de los ya legendarios del Fillo o Chacón.
Salvando las distancias, el climax se consigue y en ello tiene que ver mucho Aina Espinosa y todo su equipo. Un esmerado servicio de bar a cargo del Restaurante Europa, con Vicente a la cabeza, hace que la velada sea redonda.
Abre la noche la palabra fácil y poética de Miguel Ángel Martínez que da paso a unos profesionales de lo jondo como es Santi de Santiago y familia. Redondea el cartel un número de lujo con el baile de Encarna Sancho acompañada por la guitarra de Faelo y el cante de Marcos y, cómo no, la noche se cierra con el calor de los aplausos que el público dispensa a los artistas locales, Paco el Kioskero e Isvara.